La informalidad según los emprendedores - Mibanco Perú

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La informalidad según los emprendedores


Por Javier Ichazo – CEO de Mibanco y Líder de la Línea de Negocios de Microfinanzas de Credicorp

En nuestro país, las microempresas representan el 94.2% de nuestro tejido empresarial, seguidas por las pequeñas empresas con un 5%. La prevalencia de la informalidad es inversamente proporcional al tamaño del segmento: el 91.3% de las microempresas y el 48.3% de las pequeñas operan en la informalidad. En resumen, la amplia mayoría de quienes hacen empresa en nuestro país no lo hacen desde la formalidad. Se trata, de una condición que, por las circunstancias, ha quedado reservada para las organizaciones más grandes que cumplen con los requisitos de tener RUC, emitir comprobantes de pagos y pagar impuestos.

Las micro, pequeñas y medianas empresas que operan con grados de informalidad, enfrentan varios obstáculos: limitaciones para acceder al financiamiento formal, riesgo de sanciones, dificultades para crecer y contratar con otras empresas más grandes y vulnerabilidad ante el crimen organizado, en gran parte debido al uso de servicios financieros informales. El tamaño del problema es conocido, y sobran las propuestas para solucionarlo. Sin embargo, siempre ha faltado una mirada más íntima hacia quienes padecen y encarnan la informalidad. En otras palabras, darles voz a los números y, a partir de la realidad que describen, buscar, primero, entender empáticamente por qué están donde están y, a partir de ello, cómo cambiar su situación.

¿Por qué las Mipymes no se formalizan? ¿Acaso la mayoría prefiere la informalidad? Conseguir estas respuestas demanda que, lejos de quedarnos en las cifras conocidas, nos preocupemos por explorar la materia a través de los ojos de los emprendedores. Eso es lo que ha tratado de hacer la “Radiografía de la informalidad en el Perú”, un esfuerzo de Mibanco y del Banco de Ideas Credicorp con el apoyo de Ipsos, con el que se busca, no solo entender mejor el problema, sino descubrir por qué vías podemos llegar a soluciones. Con los dueños o encargados de microempresas informales de las 25 regiones del país como centro de la investigación. Los resultados de este estudio, que tuvo como centro de la investigación a dueños y encargados de microempresas informales de las 25 regiones del país, ayudan a despejar el mito de que los negocios informales no quieren cambiar su situación. De hecho, 88% de los encuestados expresaron estar interesados en formalizarse para mejorar su imagen y atraer clientes. Asimismo, tienen claro los beneficios que vienen con ello: Acceso a financiamiento (32%), evitar problemas y multas (19%) y estabilidad (16%). Lo más importante del hallazgo, sin embargo, tiene que ver con el por qué no emprenden el camino de la formalización. En primer lugar, solo 13% se siente muy preparado para hacerlo. Además, es evidente que existen dudas y desconocimiento sobre lo que implica serlo. Un 22% asegura directamente que la información sobre los requisitos no es clara y que los funcionarios no ayudan. Y también se expresan otras barreras más prácticas, como el costo de la formalidad para los negocios (64%), la complejidad burocrática (60%) y la percepción de que el Estado discrimina a los negocios pequeños (31%).

La ruta por seguir, tomando como inspiración los sentimientos, preocupaciones y percepciones de los empresarios informales, tiene muchos ingredientes. Pero hay que empezar con algunos básicos. Es claro que tiene que haber un esfuerzo desde tanto el sector público como el privado para que la información sobre el proceso de formalización sea clara y llegue a quienes tiene que llegar. Asimismo, los procesos tienen que ser más sencillos y los costos deberían tener coherencia con el tamaño del negocio, buscando siempre evitar que sean una limitante para el crecimiento y la permanencia en la formalidad.

Todos perdemos con sistemas inútilmente complejos y con tecnicismos que hacen poco transparentes los procesos. Dejemos de pensar que falta voluntad para la formalización. Esta existe y es importante que nuestras leyes y nuestras autoridades estén a la altura.