Columna: Renzo Rossi, Gerente de la División de Gestión y Desarrollo Humano de Mibanco - Mibanco Perú

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Columna: Renzo Rossi, Gerente de la División de Gestión y Desarrollo Humano de Mibanco

Cultivemos líderes, no seguidores


La resiliencia y la empatía son cualidades imprescindibles que debemos encontrar en los nuevos líderes.

En un escenario empresarial tan desafiante como el que vivimos, es crucial formar líderes que no solo sean capaces de tomar decisiones efectivas, sino también comprender que lo primero es establecer una sólida estrategia de negocios y objetivos. Más allá de su capacidad para anticiparse a las situaciones adversas y sacar el mayor provecho de esas experiencias, un verdadero líder debe saber escuchar, comunicar, inspirar y motivar a otros para llegar a las metas y objetivos comunes.

Cultivar o potenciar el liderazgo efectivo es una de las más valiosas apuestas que una empresa puede hacer, pues garantiza el crecimiento y la competitividad a largo plazo. De hecho, en su estudio State of the American Manager: Analytics and Advice for Leaders de 2022, la consultora Gallup señala que el 70% de la variación en el clima organizacional y el nivel de compromiso de los colaboradores —dos variables imprescindibles para el éxito de cualquier organización— dependen de cómo actúan los líderes o aquellos que se encuentran en posiciones de mando.
Entonces, ¿cómo identificamos a esas personas con el potencial de ser líderes? Creo que más allá de capacidades obvias como su desempeño, su habilidad para comunicar e influir en el grupo, así como su adaptabilidad al cambio, es importante enfocarnos en dos cualidades esenciales: la resiliencia y la empatía.
La prioridad siempre deben ser las personas. Por eso creo que quienes destacan por su resiliencia y empatía pueden asumir una cuota saludable de riesgos con determinación, pero considerando diversas perspectivas, y comprendiendo las necesidades y preocupaciones de los demás. Es decir, están en capacidad de humanizar más a la organización a la par que esta se va digitalizando.
Además, necesitamos líderes que sean agentes de cambio, bisagras para transformar la cultura organizacional. Deben ser una suerte de evangelizadores, convencidos y apasionados, capaces de inspirar a otros con su compromiso y coherencia entre el propósito de la empresa y sus propias acciones. Es coherencia no solo inspira confianza y compromiso de los colaboradores actuales, sino que atrae a las nuevas generaciones que buscan alinear sus propósitos personales con los de la organización. Una vez que se identifique a quienes podrían ser los futuros líderes, es fundamental brindarles las herramientas necesarias para que alcancen su máximo potencial. Las formas de hacerlo son diversas como implementar programas para aportar al desarrollo integral de sus conocimientos y habilidades en visión estratégica, liderazgo y adaptabilidad, ofrecer mentorías o coaching; y algo que, personalmente, considero importante es reconocer y valorar además de sus logros, aquello que han podido avanzar, con el fin de empoderarlos.
El liderazgo empresarial del futuro será fundamental para construir organizaciones resilientes y preparadas para enfrentar los desafíos emergentes. Esto requerirá un enfoque proactivo, así como una inversión continua en el desarrollo del liderazgo y el talento, la promoción de la innovación y la colaboración, y una capacidad para adaptarse rápidamente a un entorno empresarial en constante cambio.

Sea cual sea el método que elijamos, debemos tener claro que no estamos aquí para cultivar seguidores, sino para forjar líderes respetando lo que son y validando cómo piensan, pero dándoles las herramientas para que la empresa, el negocio y el propósito se mantengan en el tiempo.

Fuente: Semana Económica