Columna: Javier Ichazo, Gerente General de Mibanco
La fortaleza de los emprendedores
Si bien conocemos y elogiamos la resiliencia de las mypes, es urgente que las autoridades les brinden las condiciones necesarias para seguir creciendo.
Los emprendedores peruanos nunca experimentaron tantas dificultades como en los últimos cinco años. Vivieron una pandemia, padecieron innumerables crisis políticas —con cinco presidentes en un lustro—, encararon desastres naturales, enfrentaron conflictos sociales y, en el 2023, sufrieron una economía que, con excepción del 2020, se contrajo por primera vez en veinte años de crecimiento. Un cúmulo de eventos que golpearon los bolsillos de todos, pero que también sirvieron de experiencia para convertir a los micro y pequeños empresarios en pilotos diestros para navegar las turbulencias.
Las micro y pequeñas empresas (mypes), impulsadas por el espíritu de los emprendedores, son el motor de la economía peruana. Según la Enaho, representan el 99.5% de las empresas del país y, en el 2023, dieron empleo al 48.3% de la población económicamente activa. Sin embargo, el año pasado estuvo lejos de ser su mejor momento: junto con la contracción del 0.6% del PBI nacional, las ventas de las mypes disminuyeron un 1.5% respecto al 2022.
Uno de los aspectos más destacables de este periodo fue la capacidad de los emprendedores de adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes. La prudencia, en ese sentido, se ha convertido en una herramienta fundamental para sus negocios. Muchos optaron por reducir el tamaño de sus operaciones, enfocarse en inversiones más seguras y evitar riesgos innecesarios. Una actitud conservadora que, por ejemplo, se notó durante el primer semestre del año, en la manera en la que prepararon campañas como la del Día de la Madre o Fiestas Patrias, ajustando el volumen de productos adquiridos a sus proveedores y asumiendo compromisos crediticios más acotados.
Esto último, además, es un síntoma de la mejor relación que las mypes han construido con el sistema financiero en los momentos de mayor incertidumbre. Según Comex, en el 2019 sólo 35.1% de las mypes contaba con al menos un producto financiero; el año pasado, esa cifra ascendió a 52%. En ese mismo lapso de tiempo, el uso de métodos de ahorro formal pasó del 31.9% al 50.8%. Esta evolución, inicialmente motivada por la necesidad de facilitar las ventas en tiempos de digitalización, ha continuado. Así, ha contribuido tanto con una mejor administración financiera como con el fortalecimiento de la resiliencia del sector.
Esa mejora en la relación con el sistema financiero permite, hoy, monitorear más de cerca cómo evolucionan las mypes. Y, en julio y agosto de este año, estas han mostrado signos alentadores. Durante el mes patrio, un repunte en los desembolsos sugirió que la economía comenzaba a reactivarse en la base de la pirámide. Aunque este pudo ser generado por factores estacionales, como las gratificaciones y la liberación de la CTS, la mejora en las cobranzas de agosto confirmó que la recuperación sigue avanzando.
El sector es resistente. Pero, si bien esta fortaleza de los emprendedores es digna de elogio y la posible recuperación es un alivio, es necesario que como país reflexionemos sobre ambos sucesos. Y sobre cómo evitar que se repitan escenarios como los de los últimos años. Volver a la senda del crecimiento en esta segunda mitad del 2024 debería ser el primer ítem en la lista; en especial, luego de un año difícil como el 2023.
Una economía robusta inevitablemente desembocará en un mejor desempeño para las mypes y para el país. Y para que eso suceda es vital que nuestras autoridades se esfuercen por darnos estabilidad y, con ella, fomentar la inversión privada.
Es clave que se enfrenten con seriedad problemas que afectan a las mypes y a muchísimos peruanos, como la informalidad, la inseguridad ciudadana y la exclusión financiera. Todo esto vuelve a las mypes más vulnerables a cambios súbitos en la economía. Conocemos bien su fuerza. Ahora, trabajemos para asegurar que tengan las condiciones necesarias para seguir creciendo
Fuente: Semana Económica