Los verdaderos obstáculos de la formalidad - Mibanco Perú

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Los verdaderos obstáculos de la formalidad


Los verdaderos obstáculos de la formalidad

La formalidad es buena para todos. Lo es para el empresario que opera desde ella, por la estabilidad que le da a su negocio. Lo es para el trabajador, que goza de los beneficios laborales que la ley ofrece. Y lo es para el país, gracias al aporte tributario que llega desde el sector privado formal y que puede emplearse en obras y servicios públicos de calidad.

Con ventajas tan nítidas para todos los involucrados, acceder a la formalidad en nuestro país debería ser un paso sencillo y estar bastante más difundida. Pero la realidad refleja todo lo contrario: el año pasado, alrededor del 86% de las mypes operó en la informalidad y el empleo informal llegó a 71.9%. Algunos de los resultados arrojados por la ‘Radiografía de la Informalidad en el Perú’, un estudio de Mibanco y el Banco de Ideas Credicorp —realizado por Ipsos—, que tuvo como centro de la investigación a dueños y encargados de microempresas informales de las 25 regiones del país, sirven para obtener luces sobre estas cifras.

En primer lugar, como comenté en estas mismas líneas hace unas semanas, el problema no es la falta de interés de los emprendedores. El 88% de los encuestados expresaron estar interesados en formalizarse para mejorar su imagen y atraer clientes. Los verdaderos obstáculos, descritos por quienes los enfrentan, son los costos y la complejidad burocrática del proceso.

Por ejemplo, dice mucho que el 49% de los dueños y encargados de microempresas en el Perú afirmen que se sienten poco o nada preparados para dar el paso a la formalidad. Una circunstancia explicada, por un lado, en los costos de la formalidad (64%), que involucran desde el pago de trámites hasta la inversión en infraestructura para cumplir con requisitos y los días de venta perdidos que se pueden dar en el camino. Todos estos factores tienen muchísimo peso, sobre todo para aquellos negocios que dependen de sus ingresos diarios para subsistir. Por otro lado, están las barreras burocráticas para la formalización, identificadas como tales por el 60% de los encuestados. Para el 56%, por ejemplo, es difícil o muy difícil llevar libros de contabilidad, para el 52% lo es tener a sus trabajadores en planilla y para el 46% lo es pagar impuestos regularmente.

A lista, el 61% de los emprendedores sumaron las dificultades para obtener una licencia de la municipalidad. El 22% de los encuestados acusan falta información y que, además, los funcionarios que deberían guiarlos son impacientes o incapaces de usar un lenguaje sencillo, en lugar de acudir al argot técnico. Esto también explica que 31% considere que el gobierno los discrimina por ser informales. Así las cosas, lo que tenemos es una combinación de costos y barreras burocráticas que se suman a una clara desconfianza de muchos emprendedores hacia el Estado. ¿El resultado? Una realidad que ahuyenta más de lo que atrae y que contribuye a que tantísimos peruanos permanezcan en la informalidad.

Es mucho lo que se puede hacer desde el sector público y privado para remediar la situación. Y deberíamos comenzar por lo más sencillo: ofrecer información clara. Para ello, se necesita identificar cuáles son las principales dudas de la ciudadanía en torno a esta materia, emprender campañas para despejarlas y capacitar a los funcionarios que deberían ser los encargados de guiar adecuadamente a las personas en este camino.