Los buenos gobernantes - Mibanco Perú

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Los buenos gobernantes

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Las mypes tienen una conexión con la realidad y con las necesidades del país que deberíamos exigir en cualquier persona que aspire a gobernar el Perú. Escribe Javier Ichazo, CEO de Mibanco Perú y líder de Microfinanzas de Credicorp.

El Perú es un país con enorme potencial. Tenemos una cantidad envidiable de recursos naturales, una cultura milenaria atractiva y una población talentosa y creativa. Pero, desde hace años, lo que nos falta es tener gobernantes que complementen estas ventajas.

¿Qué cualidades deberían reunir nuestros líderes para que el Perú esté en buenas manos? Esta pregunta, muchas veces, nos puede llevar a imaginar personajes imposibles o improbables: individuos que encarnen en una sola persona todo tipo de virtudes. Pero quizás no haya que buscar tan lejos. Tal vez baste con mirar a la bodega de la esquina, la peluquería del barrio o la sastrería de la galería.

Ese ejercicio no sólo nos lleva a poner la atención en las verdaderas fuentes de orgullo nacional –nuestros emprendedores–, sino también en estilos de administración que pueden servir de ejemplo. No se trata, por supuesto, de equiparar en escala el manejo de un país con el de una mype. Pero existen principios y valores de gestión en el desempeño de los pequeños empresarios que caerían muy bien si se aplicaran en el Estado. El primero es el enfoque en los resultados. Los emprendedores entienden que su supervivencia depende del éxito que tengan durante el día y de las ventas concretadas. Existe sentido de urgencia y capacidad para adaptarse rápidamente a la coyuntura y resolver problemas.

Todo ello, además, con recursos que pueden ser limitados y que hacen necesario un escrupuloso control de lo que se gasta y lo que no. Cada sol cuenta y una mala decisión es una pérdida real que afecta directamente al negocio y a las familias que dependen de este. En buena cuenta, encabezar una micro o pequeña empresa demanda rigor con el dinero, algo que vendría muy bien en el sector público; sobre todo, si se toma en cuenta que lo que llena las arcas del Estado es el esfuerzo de todos los peruanos y que, a lo largo de la historia, no han faltado casos de malgasto e irresponsabilidad.

Las mypes comprenden con particular sensibilidad la importancia de la seguridad ciudadana, de la estabilidad macroeconómica, del peso de la regulación estatal, de la calidad de los servicios públicos, de los desafíos que plantea la informalidad y hasta de la eficiencia del transporte público, que puede condicionar sus cadenas logísticas y el acceso a clientes y proveedores. Aun así, quizás la cualidad más valiosa de los emprendedores esté en el vínculo con sus stakeholders. Además de conocer íntimamente las necesidades de su cliente para ofrecerle el servicio que necesita, llegan a establecer una relación casi personal con ellos: son parte de su día a día, comparten barrio y, muchas veces, tienen que enfrentar y solucionar los mismos problemas. Algo similar ocurre con proveedores y autoridades locales, con quienes aprenden a construir relaciones de coordinación y respeto. Todo dentro de un ecosistema en el que la confianza, la empatía y la palabra empeñada son especialmente importantes.

No se trata de sugerir que las mypes y quienes las lideran son perfectas. Para nada. En gran medida, estas son un reflejo fiel de nuestras virtudes, pero también de los retos que debemos encarar como país —por algo representan el 99% del tejido empresarial—. Y todavía hay mucho por mejorar para, por ejemplo, incluir a más mypes en la formalidad, ofrecerles a quienes ahí trabajan mejores oportunidades para sus hijos, a través de servicios públicos de calidad, estrechar su relación con el sistema financiero y fomentar el uso de nuevas tecnologías (como el ecommerce), para apuntalar su crecimiento.

Más allá de todo esto, lo que tienen las micro y pequeñas empresas es un ímpetu por el crecimiento, por la superación. Y una conexión con la realidad y las necesidades del país que es vital para cualquiera que aspire a gobernarnos. Cualidades que deberíamos tener presentes en el 2026.